Carlos Molina Pitarch, asesor técnico de la Asociación Aragonesa de Agricultura de Conservación (AGRACON)
Utilización de la flora arvense de verano en los secanos como un cultivo de servicio (CS) para convertir un problema en una herramienta que, si se maneja adecuadamente, puede generar innumerables beneficios agronómicos y medioambientales.
El nuevo paradigma de la «Agricultura Siempre Verde» ha llegado para quedarse. Considerado ya como el 4º pilar de la Agricultura de Conservación, se basa en el concepto de «alimentar el suelo», es decir, nutrir a la microbiología beneficiosa, si es posible los 365 días del año, a través de un flujo continuo de carbono hacia el suelo producido por la fotosíntesis de plantar vivas.
El suelo es un ente vivo que puede llegar a contener millones de microorganismos, los cuales se alimentan de carbono «sólido» (residuos de cosecha y raíces) y de carbono «líquido» a través de los cultivos comerciales y de los cultivos de servicio (exudados de las raíces derivados de la fotosíntesis).
La aplicación de estos manejos es fundamental para potenciar la fertilidad biológica de los suelos agrícolas, incrementar sus niveles de materia orgánica, así como reducir la dependencia de insumos externos. Su implementación a largo plazo generará el aumento de la resiliencia de los cultivos ante los periodos prolongados de sequía, los cuales serán cada vez más comunes, provocados por los efectos del ya omnipresente cambio climático.
Los cultivos de servicio (CS) son aquellos cultivos sembrados o espontáneos los cuales se manejan sin un fin comercial. El objetivo de su incorporación en el sistema de Agricultura de Conservación es obtener una serie de beneficios agronómicos y medioambientales a corto, medio y largo plazo que generen réditos económicos en los posteriores cultivos comerciales mejorando así la rentabilidad económica de la explotación agrícola.
Una adecuada elección de las especies que se van a utilizar en los cultivos de servicio es fundamental para maximizar los beneficios de los mismos en el agrosistema. Se recomienda estudiar en detalle las especies utilizadas para que no sirvan de puente de enfermedades fúngicas y plagas provocando problemáticas en los cultivos comerciales, así como, que no generen bancos de semillas de malas hierbas que compitan posteriormente con los cultivos predecesores.
En caso de utilizar cultivos de servicio sembrados, se recomienda que sean mezclas de al menos 2 o 3 especies con el objetivo de generar una suma de beneficios complementarios (fijación de nitrógeno, generación de cobertura, mejora de la estructura a través de raíces pivotantes…) y maximizar el impacto de los mismos.
A través de esta estrategia se busca sincronizar los cultivos comerciales con los cultivos de servicio para maximizar el número de días que durante el ciclo agrícola haya plantas vivas realizando la fotosíntesis en las parcelas e inyectando carbono al suelo.
En la gran mayoría de los secanos semiáridos y buena parte de los secanos subhúmedos de la península ibérica, debido a las condiciones climáticas no se llevan a cabo cultivos de verano como el girasol y solo se realizan rotaciones donde todos sus cultivos comerciales son de ciclo de invierno. Por ello, un alto porcentaje de las oportunidades para implementar los cultivos de servicios en las explotaciones será durante la etapa estival en el periodo de intercultivos que se da entre junio (cosecha) y octubre (siembra).
Las condiciones climáticas de la cuenca mediterránea, con altas probabilidades de precipitaciones nulas durante todo el verano (salvo alguna lluvia torrencial) sumado a temperaturas extremas con constantes olas de calor hacen totalmente impensable el planteamiento de replicar el modelo francés de cubiertas vegetales sembradas en cultivos extensivos.
Entonces surgen las dos siguientes preguntas: ¿Cuál sería el mejor cultivo de servicio para implantar en los secanos? ¿Qué especies serán las más adaptadas y serán capaces de desarrollarse en condiciones de escasez de lluvias?
La respuesta está en la naturaleza, la flora arvense espontánea de verano
¿Y si, hasta ahora nos habíamos equivocado de paradigma? ¿Y si, tal vez algunas «malas hierbas» no son tan malas como nos creemos o nos han hecho creer? ¿Y si, en lugar de intentar erradicar hierbas adventicias como la Salsola Kali las manejamos como una herramienta beneficiosa para nuestros agrosistemas de secano? ¿Y si, la idea que no haya ninguna hierba durante todo el verano en los campos no era la correcta? ¿Y si, pudiéramos tener los campos de secano verdes en verano? ¿Y si, transformamos la energía solar en materia orgánica a través de plantar vivas?
Durante las últimas décadas dentro del sector agrario se ha instaurado un mantra respecto a la gestión de la flora arvense basado en la idea de que en las parcelas solo debe existir el cultivo comercial durante todo el ciclo agrícola y todo lo demás son malas hierbas a erradicar, realizando sucesivos pases de laboreo y/o aplicaciones de productos fitosanitarios. Para romper muchos mitos al respecto los lectores de este artículo técnico-divulgativo se deberán realizar otra pregunta.
¿Qué es verdaderamente una mala hierba?
La respuesta a esta cuestión sería la siguiente, mala hierba es toda aquella especie vegetal que compite directamente con el cultivo comercial por el agua, los nutrientes, el espacio y/o la luz. Cuando se den algunas o todas esas condiciones se podrá asignar el calificativo de mala, por ejemplo, el bromo en un cultivo de trigo.
Muchos agricultores que manejan sus explotaciones agrícolas bajo los principios de la Agricultura de Conservación, en la última década comenzaron a hacerse todas estas preguntas y llegaron a la siguiente reflexión:
«Durante años he estado luchando para erradicar las hierbas adventicias de verano como por ejemplo la Salsola Kali, pero dicha flora arvense no es una mala hierba que compita directamente con mi cultivo comercial de ciclo de invierno, por lo tanto, en lugar de intentar exterminarla, que nunca voy a poder, dejaré de verla como un problema y voy a comenzar a manejarla como una herramienta para sacarle el máximo beneficio con el menor coste de gestión».
La implementación de cultivos de servicio de flora arvense en los sistemas agrícolas de secano puede generar los siguientes servicios ecosistémicos y beneficios agronómicos y medioambientales (ver tabla).
Para maximizar todos estos beneficios agronómicos y medioambientales anteriormente enumerados y no tener problemáticas en el momento de implantar los cultivos comerciales tras los cultivos de servicio espontáneos de verano, se debe tener en cuenta una serie de criterios a la hora de gestionarlos según los cultivos realizados en la rotación y el tipo de sembradora de Siembra Directa.
El control de los cultivos de servicio se podrá realizar a través de diferentes métodos (pastoreo, roller-crimper, trituradora y/o aplicación de un productor fitosanitario).
Fuente: interempresas.net